3 de diciembre de 2009

Monteros 2009, en memoria de Paco, Juan, Ana, Rosa Mari y Pedro


Por fin, tras muuchos años de espera, llegó el gran momento. Nada menos que 48 Monteros, pata negra y de recebo, nos juntamos en Sevilla para vernos pelos y calvas, recordar momentos pasados y acordarnos de quienes se fueron. Varias generaciones juntas unidas por tan insigne apellido, directo o de costadillo, con miembr@s de pocos meses hasta patriarcas nacidos antes de la guerra.

En un ambiente de muy buen rollo, la jornada comenzó en la esplanada del restaurante Doña Clara, donde la luz y un precioso sol marcó sonrisas, iluminó miradas e impregnó el ambiente de abrazos, besos y parabienes. La foto de familia es el mejor recuerdo que nos pudimos regalar antes de dar cuenta de las viandas reservadas por Juan José, vaguete pero efectivo en esto de buscar garitos. Comimos, bebimos y fumamos, nos reimos y brindamos con champán, por nosotros y por nuestros queridos ausentes. Hubo momentos de exaltación de la hermandad que no llegaron, menos mal, a cánticos regionales. Y la fiesta continuó en el Avelino, bar de copas anexo donde la noche escondió rostros que no sonrisas. Más risas, recuerdos y promesas de repetir la quedada en otros lares.

El tiempo pasó rápido, muy rápido, se estaba muy agustito, y llegó el momento en que cada mochelo buscase su olivo. Unos en Algeciras, otros en Jerez y Antequera, otros en Madrid. Algunos seguimos la fiesta en Sevilla para acostarnos con un excelente recuerdo en la retina.

María José, Marilén y Juan José fueron los encargados de organizar este primer encuentro. Gracias por conseguir algo muy difícil: convencer y volver a juntar a Monteros tan dispares sin esperar a la desaparición de algún ser querido.

Como cualquier buena película, habrá más entregas, seguro, para mantener y avivar una lumbre recién encedida.