31 de octubre de 2008

La muerte, ¿será una fiesta?

Este fin de semana, 1 y 2 de noviembre, promete. El día de Todos los Santos y el de los Fieles Difuntos, respectivamente, son las fiestas más importantes ¡de todo el país!

En México la muerte es, en contraposición con la mayoría del resto del mundo, un día festivo de verdad –o al menos esa es la teoría–. Parece ser que desde tiempo de los aztecas se intenta acercar a niños y adultos la calaca (muerte), para quitarle hierro a lo inexorable, algo creo bastante inteligente y de lo que deberíamos aprender.

Yo iré, con la peña de Irlanda, a Pátzcuaro, una serena y pequeña ciudad de unos 45.000 habitantes, a unos 400 kilómetros de Guadalajara, que parece ser revienta de un gentío loco estos días. Y en Isla Janitzio, según me informo lugar paradisíaco en medio de un inmenso lago, llamado Pátzcuaro como la localidad. Ya os contaré...

¡Salud compadres! y ¡Viva México!

Benditos euros

En Guadalajara hay restaurantes de categoría, con cocinas variadas de un abanico de países, y muchos sitios donde tomar copas disfrutando de música en directo. Aunque todavía no he comido mucho de aquí, ya han caído unos deliciosos tacos, carne realmente excepcional y, cómo no, guacamole. También he cenado unas jugosas patatas, atención, en un lugar que de día es un inmenso lavadero de coches pero que de noche se transforma en un bullicioso y divertido 'comedero' público.

También hay buenos vinos y cervezas. Y, lo mejor de todo, los precios son realmente bajos para quienes manejamos euros –hoy 1 euro se compra por 16,14 pesos mexicanos–. Una buena comida en un sitio exquisito, unos 30 euros; el litro de gasolina, unos 8 pesos –¡más menos 0,50 euros!–, lo que explica que la mayoría del personal se mueva en inmensos coches yankees, principalmente camionetas (todo terrenos y pick ups de grandes dimensiones), perfectos para desplazarse seguro por entre los inmenso agujeros de las metrópoli, y que gastan sus buenos 20 ‘litrazos’ de jugosa gasolina cada 100 kilómetros y contaminan… yo qué sé. Gasóleo hay, pero es más caro.

También, por lo que he hablado con la gente y leído en el suplemento Ocio del diario Público –uno de los principales periódicos de la ciudad–, pues ya os digo que casi no he podido planificar ninguna salida, hay muchas y diversas propuestas culturales. Cine, teatro, música en directo, exposiciones, pintura, escultura, fotografía… Para muestra musical, un botón: estos días tocan por aquí gente tan diversa y de ‘primera línea’ como Judas Priest, Juanes, Maroon 5, Kennyg G, Sarah Brightman, Los Fabulosos Cadillacs… No quiero dejar de ir a un cine VIP, con grandes y mullidos asientos, pantallas gigantes, posibilidad de comer y beber a la par que se disfruta de la película. Vamos, imposible el aburrimiento e, insisto, a precios chingones (muy buenos).

¡Salud compadres! ¡Viva México!

Peligros y demás gaitas

Me cuentan que en México, país de grandes y diversos contrastes –sociales, culturales, económicos…–, el exquisito trato mencionado en la entrada anterior (Ventajas de ser cortés y Galán) desaparece en el momento que, por ejemplo, desnudes a una mujer con la mirada en presencia de su pareja o sueltes algún exabrupto a alguien al volante de su carro (coche). Sin poder dar fe de ello, insisto, he oído que a la ‘mínima’ sacan el revolver y no se cortan a la hora de liarse a plomazos (disparos).

Yo me olvido de peligros y demás gaitas. Me da que aquí con un poco de sentido común puedes moverte sin meterte en líos. Soy prudente y toco madera. Aunque la violencia, como las meigas, ‘haylas’. El noticiario televisivo local informa todas las mañanas de atrocidades y actos sangrientos.

Me he movido poco pero lo he hecho solo, a pie, en autobús y en taxi, con el sol y la luna, por zonas residenciales y céntricas (populares). Estuve en el cercano barrio de Santa Teresa, encantador por su bullicio, colorido y vida, donde ya he tratado con algún comerciante. También en la ‘plaza de la tecnología’, una suerte de ‘decomiso’ donde adquirir todo tipo de aparatos high tech. En ambos me he encontrado a gusto y muy seguro. Claro que ha habido algún liviano percance. Un taxista lisonjero, llamado Jorge, me dio una buena vuelta por medio Guadalajara, me tangó dos pesos al pagarle y, después del 'abuso', el muy cara dura, me escribió el número de su teléfono móvil por si necesitaba los servicios de alguna güila (prostituta) o cualquier tipo de vicio, ilegal of course. Hice mal en no bajarme del taxi al ver su brazo izquierdo cubierto de una tela a modo de preservativo, según él “para no sufrir quemaduras y acabar con cáncer de piel”. Al resto de los conductores de taxi que he conocido decirles chapeau, todos ellos correctos profesionales.

Al hilo, no sé si es una leyenda urbana pero parece ser que la ‘tranquilidad’ de la Ciudad Amable –así se refiere a Guadalajara un letrero que leí en el acceso al parque de pago llamado Colomos, de 98 hectáreas de superficie–, se debe a que las principales familias de narcos tienen aquí su residencia y hay un acuerdo entre ellas para mantener la ciudad en paz. Es una teoría que he oído por ahí, otra es que el gobierno municipal consiguió apretar fuerte a los malos y tuvieron que desmantelar sus estructuras aquí. ¡Vaya usted a saber! Yo, por si acaso, prudente de mí, preguntaré lo justo y a gente conocida.

¡Salud compadres! ¡Viva México!

27 de octubre de 2008

Ventajas de ser cortés y Galán

Deciros que lo poco que conozco de Guadalajara, me está tirando mucho. Es la segunda ciudad de México, después de la capital –el Distrito Federal–, una urbe de gran extensión de unos 5 millones de habitantes, capital del estado de Jalisco, situada a unos 1.600 metros de altitud –será por eso mi ‘apetuniamiento’–, donde la gente es extremadamente educada y, mayoritariamente, risueña. Me gusta mucho cuando los tapatíos (naturales de Guadalajara) me preguntan de dónde soy, ciertamente interesados quizá en ‘venderme alguna burra’ pero siempre de manera muy educada y elegante. Y también cuando alguna mexicana alucina con mi segundo apellido: Galán –gracias mamá–, sobran las explicaciones.…

Me llama mucho la atención, insisto, lo extremadamente educados que son los mexicanos, al menos los tapatíos. Mi experiencia es, en líneas generales, que en cualquier lugar y a cualquier persona que preguntes lo que sea, se desviven por ayudar. Son serviciales en extremo, sobre todo cara al público. Aquí, igualito que en la ‘madre patria’, el cliente sí tiene la razón. Yo, de verdad, disfruto de tanta cortesía. Es cierto que tanta amabilidad, al principio, puede chocar, pues uno viene con el estrés y los ‘malos modales’ que sufrimos en la estresante pero amada Madrid. Esta amabilidad es común entre ellos, no sólo hacia los guiris como yo.

¡Salud compadres! ¡Viva México!

26 de octubre de 2008

México, te quiero comer enterito...

Hola amiguit@s,

Estreno este humilde blog desde Guadalajara, Jalisco, México, con mis más sinceras excusas por no haberlo hecho antes y dando de antemano las gracias a todos quienes me habéis ayudado a hacer posible este viaje de ensueño. La fecha de partida, el miércoles 22 de octubre a las 00:05 horas. La vuelta, en dos meses.

Entre el vuelo desde Madrid vía Monterrey, el cambio horario –recordar, aquí son siete horas menos–, una faringitis de caballo que me ha obligado a pasar por el hospital Santa María Chapalita, donde me han atendido magníficamente el doctor Juan Carlos Zamora Durán y Fabiola Sanche, de recepción, y algo de borlote (juerga), ha sido realmente complicado estrenar antes este 'cuaderno de bitácora'. De hecho, de la semana que llevo aquí, he estado prácticamente ‘inactivo’ unos cuatro días por culpa de la enfermedad.

El aterrizaje en Guadalajara ha sido bueno. Y el recibimiento, chingón (excelente). Mi amiga Irlanda, motera y logroñesa de pro, cuyo pintoresco nombre proviene del país donde fue concebida, me ha acogido en su espectacular morada con grandes agasajos. ¡Qué grande eres makinillo! ;-)

El apartamento en cuestión es una preciosidad. Está situado en Colonia Ladrón de Guevara, un barrio fresa (pijo) y dispone de todo tipo de equipamientos: internet, televisión por cable, lavadora con una útil pero peligrosa secadora, la cocina de mis sueños, una habitación con baño completo para mí… Por si fuera poco, mi querida logroñesa, ejecutiva agresiva de una importante consultora de marketing española, trabajadora incansable de doce horas al día, está tan pirada que me ha dejado su flamante todo terreno –con la estrella por delante–, pero que todavía no he manejado (conducido) pues, sinceramente, el tráfico impresiona. ¿Qué más puedo pedir?

Por cierto que todavía no he conocido a sus numerosos galanes (pretendientes); espero que ninguno se equivoque y me ponga un revolver en la sien por dormir en la misma casa que la deseada ;-) Aviso a navegantes: Irlanda y yo somos muy buenos compas (amigos) nada más –¡y nada menos!–.

Poco a poco voy conociendo a la troupe de Irlanda, gente maja. Cristina, mexicana jida (divertida) que, como yo, habla por los codos y que vivió unos años en el Foro. Los chilenos Elías y Daniela –vecinos, él compañero de trabajo de Irlanda–, y el pequeño Cantinflas –el meloso Bulldog de la pareja, de meses–. Carlos y Paloma, él mitad español mitad alemán; ella, mexicana. Y más gente, principalmente de aquí, igualmente maja. También Irlanda me ha presentado a un mexicano grandullón. Se llama Carlos Vázquez, empresario y motorista, que no motero –término que alude a los que fuman mariguana; sí, con g–, un veterano ‘harlista’ cuya ‘cerda’ es una inmensa Fat Boy y con el que hay muy buena onda (buen rollo). ¡Gracias Irlanda!

Bueno, pues eso es todo…, de momento. Espero haberos dado envidia, por supuesto de la única –la insana–, objeto final de este tremendo rollo que inaugura un 'web log' que, ójala, cuente con vuestra ayuda en forma de comentarios para cuidarlo con esmero hasta convertirlo en un sitio catrín (elegante, lujoso).

¡Ah! Se me olvidaba: acá luce el sol y la temperatura es de 25 grados ;-)

¡Salud compadres! ¡Viva México!