11 de noviembre de 2010

Ventajas de apellidarse Montero



Cuando era más joven de lo que soy ahora y lucía unos ahora prescindibles ricitos castaños, viajaba con mis queridos padres y tres hermanos al Campo de Gibraltar, muchas veces en atiborrados trenes Expreso de interminable recorrido, para pasar el verano con la enorme familia andaluza regalada por parte de padre. Nada menos que siete tíos y decenas de primos nos esperaban en Algeciras, La Línea, San Roque y Puente Mayorga, ilusionados por el encuentro estival que se repetía cada año. ¡Qué diversión para un gordito que, tras varios meses en la capital, podía desfogarse a la brisa del mar!


Felices encuentros que se repitieron durante varios años hasta creo recordar 1973 –tenía yo siete primaveras–, cuando mis padres se pegaron el lujazo de comprar una casita en el campo –junto al abulense embalse de El Burguillo– y todo un Renault 12 M-1717-M, matrícula que todavía tengo grabada a fuego en mi mente. Circunstancias muy felices para toda la familia Montero Galán pero que, sin embargo, supusieron prácticamente el fin a mis viajes al Sur. Cambiamos mar por montaña, experiencias conocidas por aventuras por descubrir.


Y digo “prácticamente” porque pocos años más tardes –en plena explosión hormonal–, con menos pelo pero más fibroso y con más cara, volví al paraíso andaluz a disfrutarlo de otra manera. Bien es verdad que seguía yendo con la familia –eso sí, en todo un R12– y que se repetía el gustoso ritual de las visitas a primos, tío y allegados. Pero yo, con mis 18 añitos, ya gozaba de cierta libertad de movimientos para moverme por la fascinante y bulliciosa Algeciras. Un mundo portuario por descubrir donde decenas de bazares y sus respectivos escaparates se me aparecían como El Dorado.


Fue en estos animados ultramarinos de repleta, variada y sugestiva mercancía donde me di cuenta de las ventajas de mi apellido paterno. Recuerdo cuál era el truco para regatear por la compra de cualquier aparato electrónico: decir que mi tía era María Teresa Montero, palabras mágicas que surtían un efecto inmediato en el dependiente. Primero, esbozar una amplia sonrisa; segundo, deshacerse en elogios hacia mi tía; y, tercero, insistir en que “sus hijos, los hijos de sus amigos, de sus cercanos y prácticamente de todo el Campo de Gibraltar habían llegado a este mundo gracias a la habilidad y predisposición de la Matrona”. Obviamente yo me dejaba querer, por el orgullo de saber cómo era querida mi tía... y por llevarme a casa el artilugio a precio bombón.


Esta anécdota se repitió varias veces durante algunos veranos, sabedor del tirón que suponía la frase mágica: “soy sobrino de María Teresa Montero”. Mis amigos de Madrid y de El Burguillo alucinaban por la ‘habilidad’ para conseguir radiocasetes, cintas de video (Beta), transistores e incluso algún juego para ordenador de aspecto y prestaciones prehistóricas.


Y pasaron los años, me volví donante de pelo, y se volvió a repetir la anécdota pero en esta ocasión con otro insigne ‘personaje’ apellidado Montero: mi abuelo José, al que por desgracia no conocí pero que supe, por mi familia, de su buen corazón, marcado carácter y, al igual que su hija María Teresa, por ser muy querido en Jimena de la Frontera, dónde nació, y de toda la comarca por ayudar desinteresadamente a gente necesitada en los tiempos difíciles. El hecho es que en Jimena, con mi entonces novia, hice la prueba con una lugareña de avanzada edad:


-“Buenas, ¿usted no llegaría a conocer a José Montero? Soy uno de sus nietos


-¿Don José? ¿El médico? ¡Qué alegría! ¡Hijos míos, veniros a casa que os invito a tomar algo!


:-)

Colofón del libro 'Memorias de una cigüeña', escrito por María Teresa Montero Núñez con 88 años de edad y prologado por Francisco Jiménez Pérez, alcalde de San Roque (Cádiz). Con el apoyo de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y el patrocinio de Cepsa.

3 de diciembre de 2009

Monteros 2009, en memoria de Paco, Juan, Ana, Rosa Mari y Pedro


Por fin, tras muuchos años de espera, llegó el gran momento. Nada menos que 48 Monteros, pata negra y de recebo, nos juntamos en Sevilla para vernos pelos y calvas, recordar momentos pasados y acordarnos de quienes se fueron. Varias generaciones juntas unidas por tan insigne apellido, directo o de costadillo, con miembr@s de pocos meses hasta patriarcas nacidos antes de la guerra.

En un ambiente de muy buen rollo, la jornada comenzó en la esplanada del restaurante Doña Clara, donde la luz y un precioso sol marcó sonrisas, iluminó miradas e impregnó el ambiente de abrazos, besos y parabienes. La foto de familia es el mejor recuerdo que nos pudimos regalar antes de dar cuenta de las viandas reservadas por Juan José, vaguete pero efectivo en esto de buscar garitos. Comimos, bebimos y fumamos, nos reimos y brindamos con champán, por nosotros y por nuestros queridos ausentes. Hubo momentos de exaltación de la hermandad que no llegaron, menos mal, a cánticos regionales. Y la fiesta continuó en el Avelino, bar de copas anexo donde la noche escondió rostros que no sonrisas. Más risas, recuerdos y promesas de repetir la quedada en otros lares.

El tiempo pasó rápido, muy rápido, se estaba muy agustito, y llegó el momento en que cada mochelo buscase su olivo. Unos en Algeciras, otros en Jerez y Antequera, otros en Madrid. Algunos seguimos la fiesta en Sevilla para acostarnos con un excelente recuerdo en la retina.

María José, Marilén y Juan José fueron los encargados de organizar este primer encuentro. Gracias por conseguir algo muy difícil: convencer y volver a juntar a Monteros tan dispares sin esperar a la desaparición de algún ser querido.

Como cualquier buena película, habrá más entregas, seguro, para mantener y avivar una lumbre recién encedida.

7 de diciembre de 2008

¿Por qué un español coge el avión cuando un mexicano nunca lo haría?



He tenido la fortuna de acudir estos días a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y me he quedado extasiado de placer. ¡Qué maravilla de evento! Acudí a varias conferencias y talleres, y entre las perlas que encontré, se encuentra la conferencia "El Sexo en la Lengua". Aquí va el texto publicado por elpais.com vía agencia EFE e ilustración made by me. ¡Salud!

Cuando se habla del español a uno y otro lado del Atlántico, las diferencias entre el sentido de algunos términos acaban muchas veces aludiendo al sexo. Las razones de que un español coja el avión mientras que un mexicano nunca lo haría, o cómo escoger bien las palabras para no resultar grosero dependiendo del país han sido algunos de los temas debatidos hoy en una charla, titulada El sexo en la lengua, celebrada este jueves en el marco de la XXII Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).

Ante un juvenil auditorio, los escritores Luisa Valenzuela, argentina, y el colombiano Daniel Samper, el presidente de la Agencia Efe Álex Grijelmo y la periodista mexicana Lydia Cacho, y la académica mexicana Concepción Company han ofrecido un debate ameno interrumpido en varias ocasiones por las risas del juvenil auditorio.

Valenzuela, en concreto, ha reflexionado sobre la pérdida del simbolismo de algunas palabras como "boludo" (tonto) en Buenos Aires, un término que "ha perdido ya su encanto". Y qué decir de los tabúes del español en los distintos países, como en Argentina, ha indicado Valenzuela, donde no son aconsejables términos como "concha" (vagina) o "tortillera" (lesbiana).

En cambio, en México la primera es fácilmente localizable en rocas junto a la orilla del mar, sin posibilidad de goce sexual alguno, y la segunda es una persona que desempeña el noble oficio de fabricar tortillas (tortas) de maíz y harina.

Mexicanos y argentinos comparten algo que les diferencia de los españoles: toman el tren, el taxi y el teléfono, pero no lo cogen. Lo que en España es acción de agarrar o asir, en México y Argentina se entiende como acto sexual.

Según Concepción Company, integrante de la Academia Mexicana de la Lengua, en algunos documentos del final de la Colonia en México ya puede verse el cambio de significado. Company ha criticado también que haya "malqueridas" y "malcogidas", pero que no existan sus antónimos ni sus equivalentes masculinos. No obstante, ha hallado más tarde algo de justicia poética en el lenguaje castellano: "Los problemas son masculinos, las soluciones son femeninas".

"El sexo forma parte de la realidad, pero no de la gramática", ha apuntado por su parte el presidente de la Agencia Efe y vicepresidente de la Fundación del Español Urgente (Fundéu), Álex Grijelmo, quien ha instado a no confundir género y sexo, conceptos que la gramática no plasma adecuadamente.

Las oraciones "seis policías detienen a unos atracadores" o "el personal de limpieza del hotel trabaja muy bien" evocan a hombres, en el primer caso, y a mujeres, en el segundo, sin que haya relación entre género y sexo.

Según el escritor y periodista colombiano Daniel Samper, que ha deleitado al público con un humorístico monólogo, hay que saber "cómo gemir adecuadamente en plena cópula para no causar confusión en el otro amante". "Si Freud hubiera ido a conquistar colombianas, hubiera tenido problemas cuando le gritaran '¡Ay papito!'", ha dicho el colombiano. Además, Samper se ha asombrado de que, por la influencia del cine y la televisión en inglés, "algunas ateas hispanoparlantes" se arranquen en pleno éxtasis con un "Oh, my God!" (Oh, Dios mío).

3 de diciembre de 2008

Sobran las palabras...


Marta, quien quiera que seas, gracias por el regalo...

Permíteme que lo comparta con los 'locos' que me leen.

Sigo felizmente estremecido...

純生活

2 de diciembre de 2008

Un hombre LIBRE


Otro crack de la vida: Tony, un alma libre de El Salvador. Y gracioso el encuentro...
YO. -Hola, ¡pura vida! Me llamo Javier. ¿Puedo hacerte unas fotos?
ÉL. -Claro, ¿porqué no?
-¿Qué haces en Malpaís?
-Me busco la vida.
-¡Ah! ¿Cómo?
-Vendo bisutería e intento perfeccionar estos malabares.
-¡Qué buena onda!
-¿Te mola?
-Joder, ¡que si mola!
-Jajajajajajajajajaaj
-Jajajajajajajajajaja
(...fotos y más fotos...)
-¿Me vas a hacer famoso?
-¿Yo?
-Sí, ¿qué vas a hacer con las fotos?
-Lo que tú quieras.
-Me las mandas a mi emilio.
-Eso está hecho.
-Mira qué fotos.
-Guau¡¡¡ Cómo molan.
-Se va la luz. Me piro.
-Ciao, que te vaya bien.
-Por cierto, ¿vives aquí?
-No
-¿Entonces?
-No sé, me muevo allá donde me lleve el viento.
-Tío, ¡de mayor quiero ser como tú!
-Y yo como tú.
-Jajajajajajajajajaja
-Jajajjajajajajajajaja
-Hasta siempre amigo.
-Hasta siempre compadre.

1 de diciembre de 2008

Esas 'ticas' de moda


Qué buen rollo¡¡¡ Atardecer en Malpaís. Una temperatura de cine. Surfistas buscando tesoros. Amigos en la playa. Mi cámara y yo. Y, de repente, zas. Ahí estábais. No queriáis salir en la foto. Os lié. "Si os saco bonitas me dáis la foto; si no, la borro". Gané yo. Y aquí está el resultado. Para todos vosotr@s.
Gracias hermosas 'ticas'
¡Pura vida!

27 de noviembre de 2008

Un descansito en Malpaís

Fue tal el machaque físico y mental que tuvimos que cambiar planes y dormir dos aquí. Un acierto para descansar; revisar, limpiar y engrasar las motos; llevar a la 'lavandería' equipos y ropas, que no os digo a qué olían, y ¡qué ostias! disfrutar un poco de este polo de encuentro de encantadores surferos ‘locos’ (cada vez entiendo más la conexión entre ir en moto y hacer surf).

Buscamos rápidamente alojamiento. Esta vez, no escatimamos. Al hotel Casa Azul, de a 90 dólares habitación doble con ducha y agua caliente, playita, piscina, césped, de auténtico lujo. Me enteré que es de un tal Richard, un gringo que se pasa aquí tres meses al año (¡de mayor quiero ser como tu Ricardo!). Aquí www.hotelcasaazul.com

Esa primera noche cenamos en el Umi Sushi Playa del Carmen, un japonés lleno de israelíes, turistas, y una camarera alemana guapa y hermosa. Fue algo caro pero mereció la pena. Cenamos ligeros; yo una sopita de algas pues tenía la garganta tocada. Pobre Irlanda, las noches que la regalé de sinfonía de toses y ronquidos…

Al día siguiente, ‘relax’. Lo primero, limpiar, engrasar y revisar motos. Lo hicimos en la gasolinera que hay a la salida hacia Cóbano. Muy buen servicio. Se nota que hay mucho quad y afición a la moto por acá. La gente flipó con las BMW’s. David, el que se encargó del engrase, muy buen profesional. Fue tal paliza la que dimos a las motos el día anterior que se tragaron cada una su medio litrito de aceite rico rico, ante el asombro de Irlanda ;-)

Luego a almorzar. Frente al hotel, un lugar de ‘ticos’ regentado por un panameño. Muy barato y rico rico: jugos naturales, tortillas, arroz pinto, … vamos, lo de siempre. Acá conocimos a tres españoles que se estaban recorriendo Costa Rica de punta a rabo: Guía y Ainoa, de Quintanar de la Sierra, Burgos, y Manolo, un ‘crack’ de Carabanchel que regenta el Refugio de Neila (www.refugiodeneila.com), en la Sierra de la Demanda. Muy buen rollo con ellos contándonos nuestras aventuras. Nos veremos en España, fijo…

El resto del día, suavecito. Playita, relax, escribir, leer, cervecitas con nuestros amigos españoles, fotitos al atardecer, surfistas flipando con las olas, un salvadoreño haciendo malabares en la playa con fuego… Y cenita en un argentino donde quedaron flipados con nosostros. ¡Joder qué día más bueno!

Y prontito, a las 23:00 PM a dormir. Mañana tocaba diana a las 6:00 AM pues había que agarrar el Ferry a las 7:30 horas en Paquera hacia Puntarenas para atravesar el Golfo de Nicoya. Otra aventura, sobre todo la salida de Malpaís, que ya os contaré…

¡Pura vida amigos!